Hay que dejar el frescor del valle y dirigirse al causse para descubrir el sensible espacio natural de las caselles de Marcilhac. A poca distancia del pueblo y de las ruinas de la abadía románica, la arquitectura campesina del siglo XIX se muestra en un entorno preservado
A lo largo de la ruta, numerosas cabañas de piedra seca, emblemáticas de la región, dan testimonio de un saber hacer ancestral, que requiere un alto grado de destreza técnica. Su presencia, especialmente marcada, casi hace...
Hay que dejar el frescor del valle y dirigirse al causse para descubrir el sensible espacio natural de las caselles de Marcilhac. A poca distancia del pueblo y de las ruinas de la abadía románica, la arquitectura campesina del siglo XIX se muestra en un entorno preservado
A lo largo de la ruta, numerosas cabañas de piedra seca, emblemáticas de la región, dan testimonio de un saber hacer ancestral, que requiere un alto grado de destreza técnica. Su presencia, especialmente marcada, casi hace olvidar el tiempo que el causse ha estado ocupado por hombres.